Personajes Ilustres

Este soldado extremeño de la época renacentista, nacía en la villa de La Zarza (Badajoz) y fue bautizado el 15 de abril de 1536, siendo sus padres Juan Regas y María Mateos y Cortés de Monroy, quien estaba emparentada con el conquistador de México Hernán Cortés. Pedro, era el mayor de los cinco hijos que tuvo el matrimonio, antes de pasar a Perú en 1555. El último era Alonso quien adoptó los apellidos de Hernández Regas, nacido en 1551 y criado en Chile o Perú.

En octubre de 1555, cuando Pedro contaba 19 años, al enviudar su padre se embarcaban hacia Perú en el séquito del virrey, Andrés Hurtado de Mendoza marqués de Cañete, y el joven zarceño se alistaba en las fuerzas del gobernador García Hurtado de Mendoza, quien iba a sustituir a Francisco de Villagra en el gobierno de Chile por el sonado fracaso en la batalla contra Lautaro, la caprichosa ejecución del capitán Pedro Sánchez de la Hoz y el autonombramiento de gobernador que arbitrariamente se adjudicó cuando murió Pedro de Valdivia.

Natural de la villa de la Zarza, hijo legítimo de Juan Regas y María Mateo Cortés, fue bautizado el 20 de abril de 1.551. Algunos autores lo suponen pariente de Pedro Cortés de Monroy. El erudito local Antonio Dorado Reyes, supone que eran hermanos al coincidir los padres de Alonso Hernández Regás con los de Pedro Cortés de Monroy. Este último fue bautizado también en la Zarza hacia 1536. Hernández Regás debió pasar al Virreinato del Perú con sus padres y hermanos, donde debió prosperar de tal manera que fundó en La Zarza dos Capellanías y Obras Pías. La primera fundación la conocemos por escritura firmada en Lima el 27 de abril de 1.602, en la que declaraba haber entregado al mercader Francisco del Castillo 3.156 pesos, 5 tominos y un gramo de plata, para que los trajera a España y después de pagar los gastos, los entregase a los mayordomos de la cofradía de la Virgen de la Zarza, para que se fundase una Capellanía u Obra Pía, de cuya renta de 50 ducados se habrían de entregar anualmente para misas, 50 para pobres, una dote para una novia que contraiga matrimonio, pobre y huérfana de su familia y otras rentas más que sería largo de enumerar.

La segunda fundación firmada en Lima el 20 de mayo de 1.620 con 4.897 pesos que valían 7 barras de plata, con este caudal se funda otra Capellanía en La Zarza.

Entrega el dinero al mercader Antonio de la Cueva. Las rentas se debían dedicar a misas, deudas, limosnas a pobres y viudas y lo que sobre para hacer un Pósito que lo organizase el Ayuntamiento para sufragio de los pobres en tiempo de necesidad y otras cosas, como parece por una misiva que envió al Ayuntamiento con sobre escrito que dice: Alonso Martín Montero, salud y vida en Extremadura, en la villa de La Zarza, hace la distribución para viudas pobres de su linaje y otras Obras Pías. En esta misiva hace mención de sus parientes que son: Hernando García, Pedro Alonso Cortés, sus abuelos Gonzalo García y María Cortés.

Don Victoriano López Guerrero nació en La Zarza (entonces Zarza de Alange) el 12 de abril de 1861. Hijo de don Pedro López y de doña Josefa Guerrero, probablemente heredó la vocación de su padre,  albéitar (palabra de origen árabe que designaba a la persona que curaba a los animales, especialmente a las caballerías) establecido en la localidad.

Pronto marchó para Madrid para estudiar Veterinaria en la Escuela Superior, donde tras costearse él mismo los estudios, consiguió el título con premio extraordinario de carrera.

Pertenece a la primera promoción del Cuerpo Nacional Veterinario (1909) llamado inicialmente de Inspectores de Higiene y Sanidad Pecuarias, si bien obtuvo su título de veterinario en Madrid el 18 de julio de 1887.

Tras concluir los estudios, se instala en Badajoz y comienza a desempeñar la profesión en el ámbito privado, pero separándose de las formas tradicionales del ejercicio, pues en seguida funda un laboratorio de análisis desde el cual presta sus servicios ofertando una herramienta innovadora y de excepcional eficacia ante los escasos e insuficientes medios con los que por entonces se contaba para el diagnóstico de las enfermedades del ganado, a la vez que implanta la distribución de vacunas y otros productos originarios de afamados institutos extranjeros. También está acreditada su destacada labor zootécnica impartida desde su propia explotación ganadera.

Se casó con doña Genoveva de la Fuente Gómez, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos: Justo, Francisco y Eva López de la Fuente, ninguno de los cuales continuó la tradición veterinaria familiar.

En palabras de su hija, Eva, “al terminar la carrera, lleno de entusiasmo por su profesión, llegó a Badajoz y fue muy grande su decepción al encontrar que los veterinarios de la provincia, salvo contadas excepciones, habían olvidado sus libros y se dedicaban al herrado de las caballerías, bajando tanto su nivel social que no se molestaban cuando se les llamaba “el maestro herrador”.

Ante tal situación, se propuso luchar contra aquel estado de cosas haciéndoles ver que, en una región ganadera en la que había mucho que hacer,  no podían dejar su carrera por un trabajo manual.

Pero donde López Guerrero sobresale definitivamente es como promotor y dirigente del asociacionismo de los veterinarios extremeños a través de la Asociación Extremeña de Veterinarios, transmitiéndoles su entusiasmo por la renovación de las tradiciones profesionales y la inquietud por las modernas ideas de la ciencia veterinaria.

Con tal fin, funda el periódico científico “El Veterinario Extremeño” publicado entre 1891 y 1920, y concebido como órgano “defensor de la veterinaria, higiene pública y riqueza pecuaria extremeña”, a través del cual pretende romper con el pasado de la profesión y transmitir nuevas ideas e inquietudes que aporten mayor calidad y eficacia al trabajo de los veterinarios.

Estamos ante un hombre de trascendental importancia para la Veterinaria de Extremadura como precursor de la modernización y avance de esta profesión en nuestra región.

En sus páginas vierte continuas críticas contra la situación de la Salud e Higiene Públicas en la ciudad con relación a las condiciones de obtención y comercialización de los alimentos y del propio ambiente urbano. De igual modo hace constar las deficiencias del Servicio Oficial Veterinario en cuanto a medios y la conveniencia de mejorar la dotación, reseñando una vez más la necesidad de dotar a la ciudad de un matadero de cerdos. López Guerrero está tremendamente preocupado por la salud pública y las repercusiones que sobre ella habrá de tener el insuficiente control sanitario de los alimentos.

Como no podía ser de otro modo fue elegido Presidente del Colegio de Veterinarios de Badajoz desde su creación en 1903 hasta su jubilación en 1932.

En 1910 deja la dirección del periódico a Don Antonio González Lafont, veterinario de Zafra, que había sido íntimo colaborador en sus avatares político-profesionales. Lo hace por razones de incompatibilidad al obtener la titularidad de Inspector Provincial de Higiene y Sanidad Pecuarias de Badajoz, antecedente del Cuerpo Nacional Veterinario, obteniendo la plaza de Badajoz en la que se mantiene hasta su jubilación y desde la cual alcanza la plenitud de su vida profesional, colaborando activamente en la mejora de la cabaña provincial y en la lucha contra las enfermedades que la amenazan. Como reconocimiento a su labor, le fue concedida la Medalla del Mérito Agrícola por Su Majestad el Rey Alfonso XIII.

Perteneció a la Junta Provincial de Sanidad y a la Sociedad Económica de Amigos del País de Badajoz. También llegó a desempeñar la Presidencia  del Casino de Badajoz, de gran trascendencia social en la ciudad, en el que desplegó una fecunda labor.

Llegó a ser Presidente (interino) de la Diputación Provincial de Badajoz durante un período corto de tiempo, entre el 25 de febrero y el 22 de abril de 1930, tras la finalización de la Dictadura del General Primo de Rivera. Reinaban en España Alfonso XIII y Victoria Eugenia, en cuyo honor aparecía este curioso encabezamiento en el Boletín Oficial de la Provincia:

“Su Majestad el Rey don Alfonso XIII (que Dios guarde), Su Majestad la Reina Doña Victoria Eugenia y sus Altezas Reales el Príncipe de Asturias e Infantes, continúan sin novedad en su importante salud. De igual beneficio disfrutan las demás personas de la Augusta Real Familia”.

A lo largo de su vida demostró su implicación personal y profesional con la región a través de la labor desarrollada en los diversos cargos oficiales que ocupó pero también por su intervención en distintas instituciones y ámbitos de la sociedad, de la cultura y de la economía extremeña de la época.

Falleció el 31 de agosto de 1944 en su domicilio de la calle Prim de Badajoz, a la edad de 83 años.


Fuente: Pedro Espinosa, Hoy La Zarza

«El Habanero», un zarceño en la Guerra de Cuba

Alonso Espinosa Sandoval nació en La Zarza  (entonces Zarza de Alange) en 1849. Hijo de Pedro y de María,  y de oficio del campo, empezó a servir en el ejército español a los veinte y un años. Según reza en su certificado de licencia militar, estaba soltero y era de religión católica, apostólica y romana. Sus señales: pelo y cejas de color castaño, ojos pardos, nariz regular, barba ninguna, boca regular, color bueno, frente pequeña, aire bueno y producción buena (entonces no existía Documento Nacional de Identidad).

En el citado documento se informa de que «se alistó voluntariamente para servir en el Ejército de Cuba por el tiempo que duraran las operaciones con opción al premio de cien pesetas que ofrecía Su Alteza, el Regente del Reino».

La Guerra de los Diez Años, también conocida como Guerra de Cuba o Guerra Grande (1868-1878), fue la primera guerra de independencia cubana contra las fuerzas reales españolas. Terminó diez años más tarde con la Paz o Pacto de Zanjón, donde se estableció la capitulación del Ejército Independentista Cubano frente a las tropas españolas.

No obstante, tras las cuatro etapas en que se dividió el conflicto, España fue derrotada (guerra hispano-estadounidense -1898-) y sus principales resultados fueron la pérdida de la isla de Cuba (que se proclamó república independiente pero quedó bajo tutela de Estados Unidos), así como de Puerto Rico, Filipinas y Guam, que pasaron a ser dependencias coloniales de Estados Unidos.

Según consta en su certificado militar, Alonso participó, entre otras, en las operaciones de Pucaral, Arpón, Arroyo Cuzco, Guantánamo, Jíbaro, Demajagua, entrando en La Habana en 1978.

Durante estas operaciones fue galardonado con la Cruz de Plata del Mérito Militar según propuesta aprobada por el Capitán General de la Isla, con la Cruz Roja, por servicios de guerra y con la Cruz Blanca por la elevación al trono del rey don Amadeo I. Así mismo se le recompensó con una medalla de Cuba con distinciones rojas y pasadores.

Termina el certificado militar diciendo que «en 1878, por hallarse comprendido en la circular de la Capitanía General, embarcó para la Península a bordo del vapor-correo Coruña con dirección a Cádiz. Manifestó iba a fijar su residencia en Zarza junto Alange, provincia de Badajoz. Va ajustado y satisfecho de cuantos haberes le han correspondido así como de la gratificación de cumplido. Durante su permanencia en el servicio ha observado buena conducta.»

Fuente: Alfonso Espinosa Ruiz – Hoy La Zarza